22 jun 2008

El Tano

Por Spongehead

Era una acalorada noche de febrero. Nos dispusimos a dormir con Lu. Decidimos dejar las ventanas abiertas porque el calor era sofocante. Agus dormía plácidamente en su cunita, a nuestros pies. En el momento en que empezábamos a dormirnos, escuchamos un perro ladrar. Y lo peor de todo, lo hacía casi a la altura de nuestras orejas; y no paraba, parecía que se hubiese tomado una bolsa de anfetaminas.

Nos incorporamos y nos quedamos mirando al perro. Estaba en la terraza de nuestra vecina de enfrente, la casa que esta casi llegando a la esquina. Rara vez había visto a la vecina. Era una koreana de unos 35 años de edad, pero tenía el pelo largo y blanco, como si el tiempo la hubiera castigado. Era una mezcla de la señorita Lee y Munra el inmortal.

Como el perro no dejaba de ladrar, pensé: "Loco sos un hombre. Ponete los pantalones y salí a hacer algo". Con la intención de tocarle el timbre, bajé a la vereda... Miré el cantero, y tomé una piedra. Me dije: "Si se la embocas en la frente al perro, quizás soluciones todo más rápido". En el momento en que empezaba a apuntar (y mientras el perro ahora me ladraba a mi), apareció, majestuosamente, él: El Tano. Vivía enfrente, a 4 casas de la esquina. Vestía camiseta sin mangas, pantalón corto de Racing y Adilettes .

Me mira. Lo miro.

Tano: "- ¿A vos también te está rompiendo las pelotas ese perro?"

Yo: "Ehh, si... Le estaba por tocar timbre para que lo baje" Tiré la piedra a un costado, y procedimos con el Tano a tocarle timbre a la vecina.

La vecina, abriendo una pequeña ventanita que tiene la puerta, nos atiende (recordemos que la señora era Koreana)

Señora Koreana: "¿Si, que queren?"

El Tano, señalando la terraza:

Tano: "¿El perro que está ahí es tuyo?"

Señora Koreana: "No, no e' mio... Pero no mio"

Tano: "¿Como que no?! ¿Y de quién mierda es esa terraza?!"

La señora cierra la ventanita enérgicamente en nuestras caras. Al Tano se le transforma la cara. Parecía que la quería estrangular y tomarse la sangre.

No volvió a tocar timbre, se le colgó al mismo. La señora, en este caso, abre la puerta.

Tano: "¡Bajá el perro, la puta que te parió! ¡Te voy a despertar a vos a las 6 de la mañana!¡Oriental!"

Señora Koreana: "¡Andá, vo', negoro e miereda!"

Tano: "Hace dos horas que rompe las pelotas a todo el mundo tu perro de mierrrrrdddddjjjjrraaaa!!!!" (se atragantaba de ira) Señora Koreana: "¡Necrooooo.... mieeeera!....."

La Señora Koreana carga a un bebé a su espalda, con una especia de pañuelo, y se va a caminar. El Tano se da vuelta, me mira y me dice:

Tano: "Se vienen del culo del mundo a rompernos las pelotas... ¡Esto es increíble!"

A todo esto, en la esquina hay un restaurant de comida Koreana. Ante los gritos (y las puteadas en koreano de la señora) salieron a mirar. Y la esposa del Tano, desde la puerta, en camisón, les decía: "¿Y Ud. que miran? ¡Vuelvan a su país, orientales de mierda!"

Ya la situación me parecía comiquísima. Pero el perro no se callaba. Así que, con El Tano, procedimos a llamar a la policía.

Cuando la policía llegó (dos oficiales), uno de ellos me pregunta:

Policía: "¿Porqué llamaron?"

Yo: "La señora tiene un perro que no para de ladrar... Le dijimos amablemente (?) si lo bajaba, pero se puso muy nerviosa"

Policía: "¿Pero al perro no le puedo hacer una multa?"

Yo: "(dios, tiene menos cerebro que un raviol) Pero le puede decir a la señora que baje el perro ya que produce ruidos molestos (!)"

A todo esto, mientras se producía ese diálogo, aparece la Señora Koreana.

Tano: "¡Ahi estáaaa!! ¡Es ella!!!! ¡La oriental de mierda!!!"

Policía: "Señora, buenas noches... Por favor, necesitamos revisar su pasaporte"

La Señora Koreana entra, le da el pasaporte al policía, y el policía lo revisa. Se lo devuelve, diciéndole:

"Señora, por favor baje al perro... Si no lo baja, le hago una multa... Y si lo vuelve a subir, le hago otra multa (?)" (faltaba que le diga:"y si lo baja mas, le devuelvo las 2 multas anteriores").

La señora entra... A los 20 segundos, se escuchan quejidos del perro, como si le hubiera clavado un tenedor en una oreja al pobre animal. Sale y le dice al policía que ya había bajado al perro (no especificó cómo).

La señora vuelve a cargarse al bebé a la espalda, comienza a caminar y da la vuelta a la esquina. El Tano, como ensimismado, se dirige a la esquina. Nos quedamos mirándolo los dos oficiales y yo. Y como asombrado, nos hace gestos para que nos acerquemos. Con los policías nos acercamos, esperando algo:

Tano: "¿Vieron que dió la vuelta y siguió caminando? Yo la estaba mirando, y a mitad de cuadra desapareció... Estos chinos son terribles... ¡Es como Vietnam, salen de abajo de la tierra!"

Esa frase me indicó que la situación no daba para más. Subí al departamento. Me acosté con Lu. Y por dentro pensé: "Algún día, el Tano, tendrá el post que se merece".

1 comentario:

Unknown dijo...

Tengo que decir que yo tambien contribui a la causa, bajando a Agustin de 3 meses a llorarle en la cara al policia para que haga algo...