15 ago 2008

Versacce volvió en caniche

Por Lucero

Yo digo que es mentira. Así como las brujerías existen para quienes las padecen, los fantasmas aparecen cuando los queres ver y los churros rellenos son indigestos con tereré, esta historia proviene de fuentes dudosas, pero con delicados toques de realismo que la hacen merecedora de cierta credibilidad. Existen muchas creencias en torno a la muerte. Algunas afirman que cuando un alma parte hacia el cielo, goza de eterno descanso en el paraíso celestial. Otras aseguran que el alma vuelve a la tierra tomando otra forma o reencarnando en algún ser viviente, o mal viviente. En particular, a mi me gustaría reencarnar en gusano venenoso, para que el infradotado de Marley me coma y se muera. Esta es la historia de un caniche mini-toy. Su nombre artístico resulta ser Titi Quiróz.



Luce un pequeño collar amarillo que solía ser utilizado como brazalete y fue adquirido en la feria de antigüedades de la calle Dorrego. Una vez por semana asiste al spa canino de Palermo Hollywood y suele pedir el servicio completo que incluye remoción de cutículas. Es dueño de una familia de 3 integrantes, todos sanitos y con el carné de vacunación al día. Dicen los que lo han tratado que no suele tolerar el mal gusto en el vestir y la comida muy condimentada. Justamente hay testigos que afirman haberlo visto tomar represalias con la cocinera, luego de que la misma confundiera el salmón ahumado con el ceviche al pimentón, y por supuesto hubo que retocarle el pompón de la cola.


Cierto día que paseaba por las calles de Palermo, enfundado en su poncho de piel sintética (es un can muy comprometido con la causa ecologista) se cruzó con un personaje infortunado que le provocó un ataque de furia. El pobre hombre resultó ser un trabajador de la construcción que había terminado su jornada laboral y se dirigía hacia la parada del 60, con su ropa de trabajo y una bolsa de supermercado con sus pertenencias. Las causas que motivaron al can a desfigurarle las pantorrillas no han sido debidamente expuestas por el jefe de prensa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, quien solo se remitió a comentar el incidente, sin profundizar, para no alertar a la población. Imagínense las consecuencias del pánico que podría provocar la certeza de que este animal anda suelto y sin restricción policial alguna. Sus allegados afirman que la indumentaria desalineada de su víctima, agravada con restos de revoque en el peinado y olor a chori de obra resultaron intolerables para este pichicho. Muchas organizaciones de derechos humanos ya se están movilizando para elevar un proyecto de ley al congreso que le prohiba al caniche volver a reencarnar... Esta vez en Cecilia Pando.